En el contexto económico global en el que vivimos, existe una pregunta que debemos hacernos: ¿Podemos los desarrolladores de software formados bajo sistemas educativos como el colombiano, competir en términos de calidad y productividad con aquellos que han sido enseñados en sistemas educativos de países del primer mundo? ¿Puedo yo ser tan bueno o mejor que un desarrollador en Silicon Valley?
A pesar de no contar con varias de las claras ventajas económicas y educativas del primer mundo ni con políticas gubernamentales sólidas a largo plazo que apoyen el crecimiento estratégico del sector de las TICs, Colombia y países menos privilegiados tienen oportunidades importantes que le permitirían a cualquier desarrollador o programador alcanzar niveles de productividad por encima del promedio de aquellos formados en países con mejores contextos económicos.
No podemos ocultar que generalmente los gobiernos de países en vías de desarrollo centran grandes esfuerzos de inversión y productividad en el sector primario, secundario o terciario de la economía; y dejan por fuera, o con un alcance muy limitado, al sector cuaternario (que se entiende como la economía basada en la transformación del conocimiento y de la información).
Casos de éxito como Chile, Sudáfrica o Vietnam dan cuenta de gobiernos que estratégicamente han apoyado políticas públicas orientadas al crecimiento del sector y que hoy día cosechan éxitos. En Colombia, la ausencia o el cortoplacismo de tales políticas ha generado un rezago palpable en los niveles de competitividad del país en términos de infraestructura tecnológica y de productividad. Pero a pesar de la complicada situación, la buena noticia es que en la era de la información, los profesionales en tecnología de cualquier parte del mundo tienen acceso ilimitado a herramientas de aprendizaje y de crecimiento profesional instantáneo, sin ser condicionados por las barreras de su contexto macroeconómico. El rezago de nuestro país en infraestructura tecnológica no es justificación para alcanzar un nivel individual superior al estándar mundial como desarrollador de software.
Hoy día es posible especializarse en distintas áreas del desarrollo de software con un costo marginal para el estudiante, solo se requiere una conexión a internet y un computador de calidades básicas, el retorno de la inversión es realmente exponencial. Esto sumado a la tendencia de los últimos años de especializar el desarrollo tecnológico en habilidades para la capa de frontend y habilidades para las capas backend, facilita el proceso de masificación del conocimiento y de generación de valor. Tanto así, que un estudiante de colegio puede convertirse, con sus propios medios, en un programador junior frontend en cuestión de meses sin la obligación de pasar por una institución educativa. Por supuesto, se requiere focalización y constancia.
La interacción con otros estudiantes y profesionales es otro de los factores básicos necesarios para aprender y lograr ser un experto en un área específica. Aprender viendo, hablando y haciendo con el otro, es una fuente de conocimiento invaluable y necesaria para ser competitivos. Para lograr cubrir este requerimiento el desarrollador debe aprovechar los espacios comunitarios que su ciudad ofrece y que ya son parte del ecosistema del sector: Meetups, bootcamps, hackatones, conferencias, pitches, sesiones de networking, entre otros; son espacios que un desarrollador que quiere sobresalir debe aprovechar y acostumbrarse a participar. No se logra ser el mejor si no se comparte con los mejores o si no se aprende de la experiencia de los otros.
Lo paradójico es que, a pesar de las facilidades de aprendizaje y nivelación mundial, no existe suficiente oferta de talento para la demanda actual y para la que se avecina a corto y mediano plazo. El mundo pide a gritos desarrolladores de calidad, que puedan dar soluciones eficientes a problemas diarios, está buscando desarrolladores apasionados por el aprendizaje continuo, que nunca están satisfechos con su conocimiento, que disfruten el crear algo de la nada. El talento está uniformemente distribuido en el mundo, no es una ventaja exclusiva de ciertas regiones, esto incluye a los desarrolladores colombianos.
Hoy ser un buen desarrollador en Colombia es tan poderoso como ser un buen desarrollador en Silicon Valley y por ello no hay excusa para lograr estar al nivel de profesionales formados en universidades prestigiosas o tecnólogos que provienen de lugares privilegiados. El que quiera participar solo debe aceptar el reto.
Por: Óscar Lopez
CIO & Founder